Una vez, hace un lustro, pensé que no volvería a reír jamás. Ya no recuerdo qué tontera provocó en mí pensar tan lapidaria condena, pero hoy siento que ese perdido día realmente marcó mi última risa sincera, lo demás (quizás involuntariamente) ha sido cimentado en la amargura, el ego y una social soledad. Hasta hoy en la mañana, mientras todavía estaba esperanzadoramente ciego, disfrutaba la música atendiendo a la melodía. Bastó que se me cayera el mundo (quizás no sea para tanto, dejémoslo en que se me cayó el santo del altar) para mascar las malditas letras. "todas las promesas de mi amor se irán contigo, me olvidarás, me olvidarás...", "I miss the comfort in being sad...", "girls just wanna have fun...", "amigos para qué maldita sea..." (...) diez veces maldita la programación de radio de hoy. Por suerte los "Keepers" de Helloween a máximo volumen me sirven aun de terapia. Lo pensé bien con mi almohada/ recordé mi última gran cris
¡Ea, Señor! A mis enemigos veo venir, y tres veces repito: ojos tengan, no me vean; boca tengan, no me hablen; manos tengan, no me toquen; pies tengan, no me alcancen. La sangre les beba y el corazón les parta...