Voy por Santiago... Abunda en nuestro país la creencia (certeza) de que Santiago es Chile. Obviamente, superado el sentido literal hay un alto grado de verdad en la oración. Desde que se determinó como el centro urbano más importante del territorio, a la vez pasó a ser la "capital" y el resto la "provincia", la "ciudad" y el resto "campo", nosotros surtiéndolos a ellos. Por ende, hoy aún permanece la idea de que a Santiago se va a encontrar un resumen de Chile: productos, trabajos, personas, culturas, virtudes y vicios del resto del país -y del extranjero- que por allí entran, salen o permanecen. Conejo y yo fuimos a encontrarnos en Santiago, como en un mapa marcado con una X. Nos informamos de nuestras vestimentas, coordinamos horarios para llegar simultáneamente al aeropuerto y juntarnos, de una buena vez. Atesoro el momento en que la ví por vez primera, a través de los vidrios del segundo nivel (que aunque golpees no dan mayor sonido) mientras
¡Ea, Señor! A mis enemigos veo venir, y tres veces repito: ojos tengan, no me vean; boca tengan, no me hablen; manos tengan, no me toquen; pies tengan, no me alcancen. La sangre les beba y el corazón les parta...