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Mostrando las entradas con la etiqueta Intimidad

Lo peludo

XXVIII. Del exceso del pelo Conviene que todos los hermanos tengan bien cortado el pelo por delante y por detrás con cuanto orden se pueda, observándose lo mismo en la barba y el bigote, para que el exceso no denote vicio en el rostro. (Regla Primitiva del Temple) Lo peludo me da de tanto en tanto. Doy por descontado el pelo largo, ya que pronto serán 10 años. Me refiero al vicio en el rostro . Sinceramente, el ver mis fotos a lo largo de la última década, denota que he conservado en términos generales mi apariencia, con mínimos guiños de cambio, éstos en cómo llevo (si llevo) barba, patillas y -a veces- bigote. El asunto no es banal. De partida, "criar" una barba en mi caso requiere mucho tiempo pues -esto es bueno- tengo poco vello y no me crece tanto. Luego, porque las contadas veces que dejé crecerla hubo una premeditada intención detrás. Me refiero a continuación a ésto. Concretamente los asimilo a períodos de "liviano ascetismo", como cuando el monje se cub...

Estrechez de corazón

De aburrido y vacío que estaba me cogió el hambre y caminé a la cocina para dejar aflorar las ideas al vapor amargo de un mate. "Tengo todavía varias cosas pendientes, algunas que debo hacer hoy mismo, esta tarde" - hablé en voz baja- como respetando al silencio. Palma bajo el mentón, codo sobre la mesa. Una pausa. Luego calzas tus audífonos y sintonozas la radio... esta canción es antigua, la letra hoy suena interesante, precisa. ¿Hay una fijación en tí eh? Un afán por abarcar más, conocer más, exportar tu ser, importar lo que haga falta, hay que asimilar otras realidades. El mundo será inversamente proporcional a la proyección de tu persona en él. La herramienta favorita es Internet. Sí. Contactos alrededor del mundo en la lista del Messenger, jugando en english - últimamente en português - pero todos (todas), finalmente, entienden español. Me gustaría saber más, la falta de actualización, de noticias, de saludos, etc. tiende a representar la idea de que lo "construí...

Imperfecciones

A veces me dan ganas de creer en la suerte como factor decisivo de vida, y luego volcarme al tarot, horóscopos, cartas astrales, velas de colores, inciensos de India, Pakistán y Camboya, patas de conejo, gatos negros, sales derramadas, escaleras, espejos, pies izquierdos y demases. Así me sería más fácil agradecer o culpar de muchas cosas que me ocurren al hado. Además la metafísica existencial se reduciría a "¡ah que buena cueva!" u "¡oh que mala cueva!". No creo en la suerte, punto. Por ésto cuesta trabajo aceptar que, objetivamente, soy protagonista de un cúmulo de coincidencias que conllevan perniciosas consecuencias en mi contra. La encomienda que envié a EE.UU. no llegó a la destinataria, pues ésta cambió su direción; y aunque sé la nueva, no puedo tampoco reenviarle nada porque no regresó, como esperaba ansioso que ocurriese, al remitente, al contrario recibí un sobre ajeno, mientras que mi caja anda perdida en el caos excusatorio de la empresa de Correos Chi...