Conviene que todos los hermanos tengan bien cortado el pelo por delante y por detrás con cuanto orden se pueda, observándose lo mismo en la barba y el bigote, para que el exceso no denote vicio en el rostro.
Puedo recordar algunas ocasiones:
- Desde que me inscribí para dar el examen de grado y hasta el día previo a darlo;
- En las semanas previas a jurar como abogado y hasta la noche anterior en el hotel estando en Santiago;
- En el período de servicio como "seguridad" de los campamentos escolares, en el verano de 2002 y hasta antes de volver a clases; y
- En aquellos días en que tenía que entregar la tesis, y me afeité cuando ese día llegó, el 15 de diciembre de 2005;
Me recuerdo inevitablemente ahora del Poema del Mio Cid y la afrenta de mesar las barbas al derrotado adversario. También de mi Tata cuando contó acerca de la barba de Fidel Castro, la que imaginaba sucia, pero que notó era perfectamente cuidada (con ocasión de la gira al sur de Chile de Castro y Allende, en la cual mi abuelo fue parte de la escolta policial).
Lo peludo. Por esos tránsitos estoy ahora. Mi "liviano ascetismo" marca una nueva aspiración y espera. Y luego de entonces, el resplandor de la hoja y la suavidad al tacto.
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