Quiero hablar de los Oscar, cuenta la historia que la dorada estatuilla del peladito con la espada permanecía nn hasta que una señora (siempre me he imaginado a una vieja cuica con abrigo de piel y un perrito faldero en el brazo izquierdo) dijo algo como -Se parece a mi tío Oscar. Santo remedio, peladito ya tenía nombre. Pero no es de ese Oscar de quien deseo escribir ahora, sí acerca del origen y proyección de este nombre, y aunque no ganaría un premio de la Academia al mejor guión, por lo menos para mí importa una nominación a mejores actores secundarios en mi vida (donde se supone que soy el protagonista ¿verdad?)
Si mi familia fuese una gran dinastía, hoy habría una fiesta. Si en mi familia se exacerbaran los ánimos machistas y las líneas paternas, hoy habría carnaval. Si en mi familia las cosas se hicieran sólo en el nombre del padre sin duda hoy sería una fecha destacada en el calendario. Tres de febrero, día de san Oscar (y de san Blas, seamos justos) Oscar, misionero evangelizador y primer obispo en escandinavia, fallecido en un día como hoy en el año 865 (más información sobre estos santitos en http://www.ewtn.com/spanish/saints/Blas_oscar.htm)
Oscar. El nombre del padre. El nombre del padre de mi padre.
Quizás por la cabeza de mi abuelo (el tata Oscar) surgió espontánea la idea de remedar su nombre en quien aparecía como su primer hijo varón (a la postre el único entre tres hermanas) Así, dicen que papá es Oscar por su padre y Lorenzo por su abuelo. ¿Por qué no al revés? Nunca le he preguntado. Dos generaciones, padre e hijo, con el mismo nombre. Por suerte no cayó en la siutiquería gringoide de Oscar senior y Oscar junior.
¿Y por qué me llamo Felipe y no Oscar? ¿Acaso mi padre no se sentía cómodo con la idea de que con el nombre también se cargan los vicios y virtudes de su antecesor? -Entre bromas mi papá dice: me llamo Oscar, el bueno. Como la historia de los Vidaurre Leal tras la muerte de Portales en 1837- Si esa fuese la razón sería un despropósito porque, aunque no lo quieran, aunque no se den cuenta, padre e hijo, con los años, se asemejan cada día más sobre todo en las mañas y el carácter.
En verdad las razones podrían llegar a convertirse en odiosas especulaciones pero, afortunadamente la respuesta es simple. Me llamo Felipe y no Oscar por suerte. Sí. Por suerte el nombre lo eligió mi mamá.
Saludos entonces en este día a mi papá Oscar Lorenzo y a mi tata Oscar ¿Luis? (dicen que ese es su segundo nombre, él calla al respecto)
Finalmente en agradecimiento a la mecha de educación que ambos en mí logran encender les dejo estos versos de Huidobro:
"Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;
el adjetivo, cuando no da vida, mata"
(Vicente Huidobro, Arte Poética)
Si mi familia fuese una gran dinastía, hoy habría una fiesta. Si en mi familia se exacerbaran los ánimos machistas y las líneas paternas, hoy habría carnaval. Si en mi familia las cosas se hicieran sólo en el nombre del padre sin duda hoy sería una fecha destacada en el calendario. Tres de febrero, día de san Oscar (y de san Blas, seamos justos) Oscar, misionero evangelizador y primer obispo en escandinavia, fallecido en un día como hoy en el año 865 (más información sobre estos santitos en http://www.ewtn.com/spanish/saints/Blas_oscar.htm)
Oscar. El nombre del padre. El nombre del padre de mi padre.
Quizás por la cabeza de mi abuelo (el tata Oscar) surgió espontánea la idea de remedar su nombre en quien aparecía como su primer hijo varón (a la postre el único entre tres hermanas) Así, dicen que papá es Oscar por su padre y Lorenzo por su abuelo. ¿Por qué no al revés? Nunca le he preguntado. Dos generaciones, padre e hijo, con el mismo nombre. Por suerte no cayó en la siutiquería gringoide de Oscar senior y Oscar junior.
¿Y por qué me llamo Felipe y no Oscar? ¿Acaso mi padre no se sentía cómodo con la idea de que con el nombre también se cargan los vicios y virtudes de su antecesor? -Entre bromas mi papá dice: me llamo Oscar, el bueno. Como la historia de los Vidaurre Leal tras la muerte de Portales en 1837- Si esa fuese la razón sería un despropósito porque, aunque no lo quieran, aunque no se den cuenta, padre e hijo, con los años, se asemejan cada día más sobre todo en las mañas y el carácter.
En verdad las razones podrían llegar a convertirse en odiosas especulaciones pero, afortunadamente la respuesta es simple. Me llamo Felipe y no Oscar por suerte. Sí. Por suerte el nombre lo eligió mi mamá.
Saludos entonces en este día a mi papá Oscar Lorenzo y a mi tata Oscar ¿Luis? (dicen que ese es su segundo nombre, él calla al respecto)
Finalmente en agradecimiento a la mecha de educación que ambos en mí logran encender les dejo estos versos de Huidobro:
"Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;
el adjetivo, cuando no da vida, mata"
(Vicente Huidobro, Arte Poética)
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