Ante omnia, acusando recibo de que, una de mis más fervientes lectoras (mi tía Nena) se quejó por no comprender la última edición, vuelvo a novo al español, plus minus. Ad maiorem dei gloriam, escribiré, ad futuram memoria, con evidente animus jocandi, sobre la idea motu proprio del Pontificex Maximus, Benedicto XVI, contenida en la exhortación apostólica postsinodal "Sacramentum Caritatis", sobre utilizar el latín al celebrar la misa («especialmente en los encuentros internacionales que son cada vez más frecuentes»).
A priori, ab imo pectore, veo en esta magna verba un deseo ab re esse, cuyo mayor mérito es "revivir" la lengua mater, abandonada ad multos annos, y en ésto puedo llegar a sentir bene existimare acerca de la idea, a contrariis confer aquella de volver al canto gregoriano y otras. Sine glossa!
A latere, esta iniciativa parece no ser más que un alarde caprichoso de una curia ultra conservadora, y ciega que, ex aeterno tempore, no parece reparar en que el catolicismo suma y sigue en anacronismos que implican un creciente número de fieles con dudas, otros tantos con críticas y un común simplemente decepcionado y que abandona el estilo que Roma dicta. Veritas cauda de vulpe testatur y como Mónica Jara dixit por Messenger esta es una medida clasista. Y más allá de aportar a la tendencia mundializadora actual, importa un retroceso en la gestión de acercarse a los fieles, revitalizando el medieval orden unitario ¿teocéntrico/imperialista? en que deben ser aquellos quienes van a Roma y ne quid pro quod. Así es difícil el curvo dignoscere rectum de la fe católica.
Me recuerda, la ideal adopción universal en occidente del esperanto, que de cierta forma aspiró a ser la voz única de los hombres, como el latín parece querer ser quid divinum ora res sancta. Ehau! Hominis est errare, insipientis in errore perseverare.
Ex re, basta con preguntarse ¿qué tal si ésta idea resultase fecunda? ¿Qué sabes tú de latín? o a fortiori ¿qué sabe el cura de tu pueblo de latín? Ubi sunt los feligreses amantes del latín? Quizá el glosario a capite ad calcem se limite a: Ave María, amén, salve, gloria in excelsis Deo, habemus papa, mea maxima culpa, cogito, ergo sum, ad hoc, a priori, homo sapiens, chilensis y un poco más para cesar de contar.
Con todo, personaliter me gustaría saber latín, ser doctus letteris latinis, et coram loqui con otros, tanto como me gustaría hablar mejor en inglés o comer ahora papas fritas; pero sin pretender, unilateralmente, que mis deseos se conviertan en maxima univesalis. Ésto, con adjetivos plus minus, se entiende como dictadura Benedicto, sobre todo si tienes al sine nomine vulgus para guiar como un buen pastor ex cathedra.
Fugit irreparabile tempus, quam primium, recedant vetera!
Saludos Mónica. Memento mei! =)
A priori, ab imo pectore, veo en esta magna verba un deseo ab re esse, cuyo mayor mérito es "revivir" la lengua mater, abandonada ad multos annos, y en ésto puedo llegar a sentir bene existimare acerca de la idea, a contrariis confer aquella de volver al canto gregoriano y otras. Sine glossa!
A latere, esta iniciativa parece no ser más que un alarde caprichoso de una curia ultra conservadora, y ciega que, ex aeterno tempore, no parece reparar en que el catolicismo suma y sigue en anacronismos que implican un creciente número de fieles con dudas, otros tantos con críticas y un común simplemente decepcionado y que abandona el estilo que Roma dicta. Veritas cauda de vulpe testatur y como Mónica Jara dixit por Messenger esta es una medida clasista. Y más allá de aportar a la tendencia mundializadora actual, importa un retroceso en la gestión de acercarse a los fieles, revitalizando el medieval orden unitario ¿teocéntrico/imperialista? en que deben ser aquellos quienes van a Roma y ne quid pro quod. Así es difícil el curvo dignoscere rectum de la fe católica.
Me recuerda, la ideal adopción universal en occidente del esperanto, que de cierta forma aspiró a ser la voz única de los hombres, como el latín parece querer ser quid divinum ora res sancta. Ehau! Hominis est errare, insipientis in errore perseverare.
Ex re, basta con preguntarse ¿qué tal si ésta idea resultase fecunda? ¿Qué sabes tú de latín? o a fortiori ¿qué sabe el cura de tu pueblo de latín? Ubi sunt los feligreses amantes del latín? Quizá el glosario a capite ad calcem se limite a: Ave María, amén, salve, gloria in excelsis Deo, habemus papa, mea maxima culpa, cogito, ergo sum, ad hoc, a priori, homo sapiens, chilensis y un poco más para cesar de contar.
Con todo, personaliter me gustaría saber latín, ser doctus letteris latinis, et coram loqui con otros, tanto como me gustaría hablar mejor en inglés o comer ahora papas fritas; pero sin pretender, unilateralmente, que mis deseos se conviertan en maxima univesalis. Ésto, con adjetivos plus minus, se entiende como dictadura Benedicto, sobre todo si tienes al sine nomine vulgus para guiar como un buen pastor ex cathedra.
Fugit irreparabile tempus, quam primium, recedant vetera!
Saludos Mónica. Memento mei! =)
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