"- Anoche soñé que me regalabas un auto cero kilómetro. ¿Qué significa eso?
- Que estabas soñando"
El chiste lo contó Paulo Iglesias en el Festival de Viña de este año. Lo mejor, o lo peor, es que no es chiste, el telón entre el sueño y el (abrupto) despertar puede llegar a ser lamentable.
Resulta que durante años vengo predicando a los pueblos de la tierra que, a propósito de los talentos, lo que mejor sé hacer es dormir, no se trata sólo de ponerse en la horizontal, cerrar lo ojos y ya. No, nada que ver, mi don es casi un superpoder. O más bien era.
Recuerdo que mi habilidad para dominar a voluntad los párpados y la conciencia logró su máxima y patética expresión una semana de dos mil tres en que no pude estudiar para la prueba solemne de Procesal 2 del día miércoles -por problemas familiares del fin de semana previo- y me desesperé tanto que me levanté tarde el domingo para acostarme de madrugada el jueves (el día de la prueba había fiesta de mi Escuela) Nunca más podré hacer algo así. Morfeo se está vengando de mí.
Ya me había acostumbrado a los dolores de huesos (en especial las rodillas), los tiritones en las piernas, la falta de oxígeno en los alveólos y el rubor en la piel rígida tras una noche de insomnio. También habitual sigue siendo para mí el saludar por la mañana a mi mamá tal cual me despedí de ella la noche anterior, sentado en mi escritorio frente a mis apuntes. Perjudicial, lo sé. Morfeo también lo sabe.
Ya no puedo dormir bien, a mis anchas, ya no; inclusive me he puesto a soñar, y lo que es más curioso aun, a la mañana siguiente recuerdo lo que soñé, cosa que no me solía ocurrir. Estas últimas dos semanas he despertado súbitamente de sueños con trama de thriller sicológico ya cuatro veces. Una suerte de autosabotaje en mi lugar favorito del mundo, mi cama. Que sana envidia te tengo ahora Daniela Porflitt, debes estar entregada en el castillo de tus sueños sin culpas, sin restricciones.
"Newton no dormía, lo consideraba una pérdida de tiempo", la cita corresponde al personaje Sebastian Cane, interpretado por Kevin Bacon de la cinta Hollow Man. "No es que tengamos poco tiempo, es que perdemos mucho" decía una de mis libretas de comunicaciones del colegio, a contrario sensu dice el silogismo chistoso "El tiempo es oro, luego, los vagos tienen todo el tiempo del mundo, luego, los vagos son ricos. Ergo, hay que dormir más que la cresta"
Quiero, al despedirme, reconocer que como indica la más famosa canción de Nirvana "...I'm worse at what I do best/
And for this gift I feel blessed..." (Smells Like Teen Spirit, Nevermind, 1991) hay quienes duermen más y mejor que yo, pero al menos ninguno como el suscrito. Saludos a un par de ellas que colaboraron enormemente para publicar esta columnilla: a la reposada Danny Porflitt y a mi prima, la insomne Marisa Yáñez. Buenas noches a todos, ya me dio sueño, me toca dormir.
Pd. Para los más carreteros: "La noche se hizo para vivirla, no para dormirla. Ron Mitjans, ¡puro pasarlo bien!"
- Que estabas soñando"
El chiste lo contó Paulo Iglesias en el Festival de Viña de este año. Lo mejor, o lo peor, es que no es chiste, el telón entre el sueño y el (abrupto) despertar puede llegar a ser lamentable.
Resulta que durante años vengo predicando a los pueblos de la tierra que, a propósito de los talentos, lo que mejor sé hacer es dormir, no se trata sólo de ponerse en la horizontal, cerrar lo ojos y ya. No, nada que ver, mi don es casi un superpoder. O más bien era.
Recuerdo que mi habilidad para dominar a voluntad los párpados y la conciencia logró su máxima y patética expresión una semana de dos mil tres en que no pude estudiar para la prueba solemne de Procesal 2 del día miércoles -por problemas familiares del fin de semana previo- y me desesperé tanto que me levanté tarde el domingo para acostarme de madrugada el jueves (el día de la prueba había fiesta de mi Escuela) Nunca más podré hacer algo así. Morfeo se está vengando de mí.
Ya me había acostumbrado a los dolores de huesos (en especial las rodillas), los tiritones en las piernas, la falta de oxígeno en los alveólos y el rubor en la piel rígida tras una noche de insomnio. También habitual sigue siendo para mí el saludar por la mañana a mi mamá tal cual me despedí de ella la noche anterior, sentado en mi escritorio frente a mis apuntes. Perjudicial, lo sé. Morfeo también lo sabe.
Ya no puedo dormir bien, a mis anchas, ya no; inclusive me he puesto a soñar, y lo que es más curioso aun, a la mañana siguiente recuerdo lo que soñé, cosa que no me solía ocurrir. Estas últimas dos semanas he despertado súbitamente de sueños con trama de thriller sicológico ya cuatro veces. Una suerte de autosabotaje en mi lugar favorito del mundo, mi cama. Que sana envidia te tengo ahora Daniela Porflitt, debes estar entregada en el castillo de tus sueños sin culpas, sin restricciones.
"Newton no dormía, lo consideraba una pérdida de tiempo", la cita corresponde al personaje Sebastian Cane, interpretado por Kevin Bacon de la cinta Hollow Man. "No es que tengamos poco tiempo, es que perdemos mucho" decía una de mis libretas de comunicaciones del colegio, a contrario sensu dice el silogismo chistoso "El tiempo es oro, luego, los vagos tienen todo el tiempo del mundo, luego, los vagos son ricos. Ergo, hay que dormir más que la cresta"
Quiero, al despedirme, reconocer que como indica la más famosa canción de Nirvana "...I'm worse at what I do best/
And for this gift I feel blessed..." (Smells Like Teen Spirit, Nevermind, 1991) hay quienes duermen más y mejor que yo, pero al menos ninguno como el suscrito. Saludos a un par de ellas que colaboraron enormemente para publicar esta columnilla: a la reposada Danny Porflitt y a mi prima, la insomne Marisa Yáñez. Buenas noches a todos, ya me dio sueño, me toca dormir.
Pd. Para los más carreteros: "La noche se hizo para vivirla, no para dormirla. Ron Mitjans, ¡puro pasarlo bien!"
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